viernes, 26 de junio de 2015

Nombrar lo improvisado. Sobre Underscore Montevideo 2015






TEXTO COMPLETO: 

LA DIFERENCIA COMO TIPO DE CONEXIÓN
CONTACTO GLOBAL
PALABRAS PARA LO QUE NO GUARDA NOMBRES
NOMBRAR LO IMPROVISADO


Underscore Global en Montevideo. Taller Casarrodante, 20 y 21 de Junio de 2015.
A un día de empezar el invierno pero con una temperatura que lo adelanta, aproximadamente 30 personas se reúnen para bailar durante 4 horas y realizar la práctica conocida como Underscore Global. De modo simultáneo otros grupos de otros países se reúnen con el mismo propósito, sincronizando inclusive dos instantes para realizar pequeñas danzas orientadas a puntos cardinales comunes (este y oeste respectivamente) e integrar así una cadena de energía coreográfica trazada a modo de círculo entre las ciudades participantes. Por ahí viene la cosa.

Improvisar una estructura no improvisada
Underscore* - término de difícil traducción - trabaja a partir de la observación de que en toda improvisación hay partituras o patrones subyacentes, contingentes pero a la vez recurrentes, que aparecen e informan de cualidades o “fases” a una improvisación. Creada por Nancy Stark Smith a partir de años de observación de jams - encuentros en los que al igual que en jazz un grupo autoconvocados de artistas con o sin experiencia se encuentran para improvisar libremente -, y décadas de enseñanza del contact-improvisación (en adelante CI), el Underscore es una estructura que busca proveer un mapa de conceptos y símbolos para un fenómeno resistente a ser aprehendido por el lenguaje: el de la improvisación. Como lo sugiere la famosa expresión de Paxton “la improvisación es una palabra para algo que no puede mantener un mismo nombre”**, y por otra parte es interesante cómo
el CI es una técnica que a lo largo de su historia resistió su sistematización, ya que ésta implicaba dos procesos que sus creadores y luego su comunidad no deseaban: su fijación y normativización por un lado, y la identificación de un “autor” de dicha sistematización por otro. Es dentro de esta filosofía anti-metódica, (o anti dogmática) que el Underscore propone posibilidades más que normas, enuncia cualidades de experiencia más que las formas o duraciones que éstas deberían tener. La estructura es compleja pero invita a ser transitada en el “tiempo del cuerpo”, concepto del CI para referirse a la escucha de las necesidades de éste como parámetro para la acción o inacción y sus duraciones. Nancy es una de las fundadoras de esta técnica junto a Paxton y otros colegas de Judson Church, colectivo considerado creador de la danza postmoderna norteamericana (de la que deriva la contemporánea). Además de una vida dedicada a compartir e investigar el CI, Nancy fundó y dirige actualmente junto a Lisa Nelson la revista CQ*** que en marcha hasta hoy ha nucleado diversos tipos de textos sobre esta práctica y operado como centro de comunicación e intercambio de la comunidad internacional relacionada a ella.
El Underscore es una partitura o estructura de jam/contact/improvisación/composición desarrollada por Nancy Stark Smith en 1990 y que desde entonces ha ido evolucionando. Conocida y practicada internacionalmente la partitura guía a los bailarines a través de una serie de "cambios de estado": “relajamiento y sensibilización en relación a la gravedad y el soporte, interacción y circulación grupal, encuentros de Contact Improvisación, yendo al final a una improvisación grupal, y de nuevo al descanso y reflexión”, nos informa el evento de divulgación****. En un texto creado por Nancy y colaboradores se dice: “hay 20 fases de la partitura – la cual cada una tiene un nombre y un signo gráfico – que crean un mapa general para los bailarines. Dentro de ese marco los bailarines son libres de crear sus propios movimientos, dinámicas y relaciones- entre ellos, con el grupo, la música, y el ambiente. Cada Underscore es único, ofrece una rica experiencia del fenómeno humano y artístico de la danza improvisada”.
Underscore Global es un evento internacional de una comunidad que también lo es – aunque llamó la atención al ver el mapa de participantes la ausencia de Àfrica - y cuyas características no son fácilmente asimilables ni al campo artístico ni al social ni al terapéutico. Esta comunidad que ha crecido enormemente en los últimos años, traza un singular circuito de movilidad entre sus eventos, maestros y festivales, explorando la posibilidad de lo familiar a micro y macro escala a través de una danza en la que dos extraños pueden tener un contacto íntimo. En palabras de Nancy, una danza que busca “la diferencia como modo de conexión”.

Montevideo Underscore
La calle Salterain tiene ritmo de domingo y de invierno y minutos antes de las 11 am - hora pautada para el arribo - ya somos varios los que estamos llegando o llegados, cambiándonos de ropa o de saludo. Underscore se trata de un Jam con la conciencia amplificada de lo que está sucediendo y para hacerla entrar en calor se dio una charla el día anterior, que orientada por Mariana Carriquiry y Valentina Kaplan reunió a unas 15 personas para pasar y repasar la partitura. El Taller Casarrodante***** que siempre está lleno de clases y estudiantes se abre únicamente para esta práctica, cediendo el espacio para el evento. Dentro de la gran casa somos un conglomerado achuchado que ocupa aproximadamente ⅙ de su capacidad, pero imaginar a esos otros underscores en ciudades próximas o distantes ensancha el presente de este encuentro. Casi todos se conocen entre sí y el arribo energético se baja con mate y conversación. Aglomeración en el vestuario mientras una mesa se va poblando de comidas para compartir al final de la práctica. En el salón hay impresiones de google maps indicando las 66 ciudades donde el Underscore está siendo practicado este mismo día (y en algunos casos momento). Sobre una de las paredes también se encuentra el sistema de símbolos de la estructura, que tiene un dibujo para cada uno de las fases y conceptos que la integran. Hay quien ve estas notaciones y recuerda lo conversado ayer, mientras que otros se relacionan libre e intuitivamente con ellas. Exceptuando materiales como colchonetas, un par de pelotas y telas colgantes, el espacio está vacío y en él de a poco entran unas 30 personas. La presencia de 3 niños llama la atención y desde el inicio sabemos que su participación será una fuente de estímulos (sonoros y kinéticos) importante durante todo el encuentro. Arribar energéticamente para luego juntarse en una conversación o pow-wow tribal, en la que se intercambian nombres e información muy básica sobre lo que sucederá en las próximas 3hs y media. Si durante el día anterior se había discutido sobre el carácter descriptivo o prescriptivo del Underscore - es decir si es un conjunto de reglas a seguir o un marco descriptivo que puede servir de orientación sin coartar -, en el día de la práctica esto es librado a la experiencia que cada uno decida tener y también a la familiaridad o no con la estructura. Algunos participaron de la charla, otros ya practicaron el Underscore, otras están teniendo su primer experiencia. Esta asimetría respecto al conocimiento de la estructura, así como a los diferentes niveles de experiencia en la práctica del CI, enriquece al grupo y a la experiencia singular de cada uno.
Durante la deambulación inicial pienso que lo más interesante de Underscore no está en ninguno de los dos extremos de su lectura: ni en interpretarlo como un “deber ser” - lo que nos forzaría a tener que generar o pasar por fases obligatoriamente limitando por ende la improvisación-, ni tampoco pensar que ella describe lo que puede o no suceder y por ende debemos olvidarla durante la práctica. Es desde una relación más compleja entre pensamiento, movimiento, decisión, cognición, lenguaje, comunicación y tiempo que la partitura-mapa invita a atravesar la experiencia con estos conceptos pero también a atravesar estos conceptos con experiencias.



Agitar la masa
En los papeles colgados de las paredes se lee la secuencia de fases o estados que componen la estructura: arribo energético, arribo físico, pow wow o charla inicial, preambulación, skinesfera o esfera de la piel, ligarse a la tierra, movilizar/agitar la masa, trabajo con quinesfera baja y quinesfera alta, quinesfera andariega o expandida, superposición de quinesferas, pastoereo o “grazing”. Luego se abre un momento para las conexiones y para la variedad de posibilidades de relación que puedan emerger durante la improvisación (y que pueden durar segundos u horas): toque, atracción, repulsión, coincidencia, intersección, confluencia, divergencia, tangente, contraste, influencia, empatía. compromiso, desarrollo, resolución, des-compromiso, dos-individuos, recirculación-reciclaje, partitura abierta, resolución final, soltar el todo, cosecha, pequeña danza de cierre, encuentro final para compartir.
Además de estas fases, la estructura propone otros estados no secuenciales: consciencia telescópica, flujo, espacio en blanco, escucha, observación, botón idiota (funciona para los momentos en que nos abruma la cantidad de información y estímulos ante los que estamos intentando ser sensibles y necesitamos recomenzar desde un nuevo arribo).
A lo largo 4 horas situaciones diversas se componen en el tiempo real de la improvisación, también hay tiempo para mirar y para salir y volver a entrar. La palabra no aparece pero si la voz y el sonido de los cuerpos en movimiento, el sonido impudoroso de los niños que es un trasfondo de casi todos los momentos. Alguien en la ronda final dijo que fue un Underscore muy under y yo al escuchar recordé todos los momentos de quietud y silencio y las decenas de encuentros casi invisibles pero poderosos que habían sucedido. Este Underscore no fue de un contact acrobático o riesgoso, y si tuviera que describirlo melódicamente diría que tuvo los acordes de una constante variación pero no fue ciertamente un rockanroll.
Así como hay algo de intraducible a conceptos en la práctica del CI, hay mucho de indescriptible sobre lo que sucedió este domingo. Escenas colectivas, dúos, momentos de mucha y poca escucha, cuerpos relajados y en máxima actividad, dejarse influir o proponer, converger en una situación o saborear la divergencia que conduce a una nueva situación. El trato amoroso y un cierto tempo pacífico en común entre cuerpos que exploraron la improvisación casi todo el tiempo en contacto, caracterizaron a este Underscore montevideano. No es sólo el frío lo que nos hace buscar estar juntos.

Improvisación en contacto: la gravedad del encuentro
Algunos piensan en el contact como una práctica hippie y tribal, otros como la vertiente promiscua de la danza contemporánea, otros como un ghetto o un sub-campo dentro de la danza. Hay quien piensa en el CI como tecnología somática y también como dispositivo político de convivencia. Otros lo estudian en tanto herramienta para ampliar la percepción del presente y modificar nuestros hábitos de relación y de decisión en la danza (y en la vida). Hay por este motivo quien lo ve como una terapia, otros como danza social - es curioso cuánto se parece a una milonga o baile en algunos sentidos -, otros analizan sociológicamente las posibilidades presociales de movimiento que habilita esta práctica para la que lo imprevisible ocupa el número 1 de su ranking heurístico de tesoros. Artistas se acercan al CI en tanto modo de entrenamiento y (menos frecuentemente) en tanto lenguaje escénico, pero también no artistas se animan a practicarlo, encontrando dentro de él códigos mucho menos exhibicionistas que perceptivos, entre cuerpos menos soberanos que interconectados, menos técnicos que lúdicos, menos elevados que gravitacionales, conscientes de su socialidad pero permitiéndose a la vez entre-paréntesis. Con ellas juega el CI percibiendo que como observa Agnes Martin "la única cosa que quedó de la naturaleza es la gravedad".

 También hay quien ve al CI como una danza inclusiva, como práctica política de democratización del cuerpo, como culpable del carácter asexuado/asexuante de esa propia democratización neutralizando el cuerpo, como catársis, como fuente de creación, como creación, como introspección, como meditación. Probablemente todos están en lo cierto.
El CI es una danza conocida por realizarse a partir de un punto de contacto fluctuante y variable en tono e intensidad entre dos o más cuerpos o entre un cuerpo solo y el tiempo/espacio. En tanto técnica y filosofía, la emergencia del CI tiene que ser entendida en el marco de una historia que encuentra a la danza preguntándose sobre sus posibilidades más allá (o acá) de la espectacularización. En ese sentido propone una tecnología experiencial, difícil de traducir pero también alejada de nociones productivistas del cuerpo. El cuerpo en estado de goce, el tiempo del cuerpo, la percepción, lo social y lo presocial, los límites que aportan nuestros hábitos y estructuras y las posibilidades de reconocerlos y / o deconstruirlos, son preguntas y desafíos que esféricamente abordan el CI y el Underscore, estructuras improvisables que dependen de nada salvo la relación. Y ahí la potencia de su política coreográfica.



LINKS DE COSAS QUE MENCIONO:

*Underscore por Nancy Stark Smith: http://nancystarksmith.com/underscore.
**Improvisation is a word for something that can’t keep a name’, Contact Quarterly, Spring/Summer, pp. 15-19.




jueves, 18 de junio de 2015

Sangre Escénica sobre SAVIA de Marcos Ramírez Harriague









TEXTO ORIGINAL COMPLETO: 

SANGRE ESCÉNICA
Savia de Marcos Ramírez Harriague en el Ciclo Montevideo Danza.

Es frecuente que cuando nos referimos a la nueva obra de un artista, pensemos en ella en tanto unidad o proposición sui generis, olvidando que en la práctica las diferentes investigaciones creativas y proyectos por los que un individuo o grupo transitan, se retroalimentan y contaminan de forma determinante y continua en el tiempo. “Savia” explota esta continuidad transversal a diferentes proyectos y se propone sistematizar una metodología de trabajo que el equipo de dirección investiga desde el 2011.

Marcos Ramirez Harriague es un creador relativamente jóven (nacido en 1987) aunque ya experiente en el rol de dirección, que desempeñó en proyectos anteriores tales como “¡¿Otra vez arroz?!” (2009), “Matilde” (2012) y “La Pecera” (2014). Actualmente becario del FEFCA en el área de danza, su linea trabajo es sin embargo difícil de clasificar en términos de estéticas o lenguaje, ya que diverge tanto de las convenciones teatrales más clásicas como de ciertos consensos implícitos en el campo de la danza contemporánea. Según él mismo, su formación se ha dado en el tránsito entre las artes escénicas y la psicología, intersección desde la que el creador formula su actual proyecto escénico titulado “Savia”.

En conversación con la diaria, Ramírez comentaba que su investigación de larga duración consiste en la creación y búsqueda de material escénico basado en la experiencia de vida de cada intérprete: “Más allá de la formación de los creadores, me importa conocer y acompañarlos en sus propias búsquedas haciendo que aflore desde la expresión parte de su verdad.”

Ramírez maneja el concepto de "verdad escénica", cuyas resonancias son diversas y dialogan con diferentes posibles enfoques que van desde el realismo teatral, al método stanislavskiano o teorías sobre la representación. Al preguntarle sobre el significado del término en el marco de su investigación, el director nos respondía que “es un concepto que nos identifica como grupo y que se relaciona a la implicancia del interprete creador con el material que pone en la escena, es a su vez la búsqueda de un lenguaje que promueva la resonancia afectiva con el espectador y su verdad. Es estar permeable al momento presente permitiendo que el movimiento emerga desde la sensación y no solo desde la forma.”

De acuerdo a estos objetivos, el proceso creativo de “Savia” consistió en palabras de su director en una “búsqueda genealógica tanto individual como colectiva. Un proceso de reencuentro con los patrones y roles propios de nuestras familias” que atiende a la necesidad de “generar espacios que promuevan y habiliten el trabajo con y desde la vulnerabilidad, entendiéndola como potencia. Alejándonos de lugares conocidos y confortables para habitar incomodidades y afecciones que produzcan desde lo nuevo, desde lo auténtico.”

El grupo de trabajo de “Savia” - cuyo elenco está conformado por Marco Benvenuto, Carolina Fernandez, Macarena Gonzalez, Daniel Pena, Pilar Roselló, Verónica San Vicente y Axel Silva, y que cuenta con un grupo no menor de colaboradores entre quienes se encuentran Lia Ramirez Harriague, Sofía Lans, Pablo Muñoz, Pablo Auliso, Andrea Auliso, Macarena González, Bruno Guerra, Axel Silva - fue convocado para la creación de “La Pecera” y en su sinergia dio lugar a esta nueva creación que responde a la invitación de Leonardo Durán y Tamara Cubas para participar del ciclo de Montevideo Danza 2015. Por la temática que convoca y las herramientas que emplea, la presentación de esta obra dentro de un ciclo de danza contemporánea plantea un encuentro interesante: el de un proyecto basado en el concepto de verdad escénica y en elementos teatrales y biográficos de representación por un lado, con un lenguaje artístico que vivencia desde hace décadas una fuerte crisis ante conceptos como verdad, representación o autenticidad, por otro.

Es un hecho que en los últimos años, Ramírez ha sido premiado con diversos reconocimientos y apoyos y en tanto creador jóven ha contado con espacios para la investigación y presentación de su obra. En esta instancia aspira a que Savia despierte en el público la posibilidad de reflejarse en nosotros viendo sus propias historias, fantasias, secretos y verdades familiares”. La propuesta se propone un objetivo ambicioso y si logrará o no inducir (e inducirnos) a esta relación de identificación y afecto, es una verdad que sólo podremos descubrir concurriendo a verla y una vez que la savia esté corriendo por las venas de escena.